domingo, 17 de marzo de 2019

Entrevista a Muhsin Al-Ramli / 20 mintos



Muhsin Al-Ramli: "El único premio Nobel que tenemos los iraquíes es el del sufrimiento"

*Al-Ramli, uno de los escritores iraquíes más reconocidos, publica 'Los jardines del presidente'.

*Es una novela que relata la dictadura de Sadam Hussein, basándose en hechos reales.


*"Un dictador es un desastre, como un terremoto: arrasa con todo".

Muhsin Al-Ramli (Irak, 1967) vivió toda la dureza del régimen de Sadam Hussein en su país. Su hermano, el también escritor Hassan Mutlak, considerado como el 'Lorca iraquí' fue ahorcado. Ahora Al-Ramli, profesor universitario en Madrid donde reside desde 1995, publica Los jardines del presidente (Alianza, 2018), una crónica literaria de su país bajo aquel despiadado tirano. Es ficción y a veces resulta casi irreal, pero la gran mayoría de lo cuenta y los personajes que pueblan la novela son o están basados en reales.

Arranca con esas cabezas cortadas en cajas que aparecen en la calle mayor de un pueblo...
Ocurrió cerca de mi casa. Al despertar encontraron nueve cabezas: una era de mi primo, otra de mi vecino y había varios amigos de la infancia. Y hasta hoy, no hemos encontrado sus cadáveres, solo las cabezas. De hecho, la segunda parte de esta historia, que ya tengo escrita, tratará de eso. Espero y creo que esta obra hará entender a muchos lectores qué ha pasado en Irak y cómo reaccionamos los seres humanos en situaciones de cambio rápido, que son los tiempos en los que vivimos. Estamos siempre en riesgo, en cualquier sitio del mundo. El miedo al futuro es de toda la humanidad: nadie tiene garantizado su trabajo, su vida o su familia mañana. Esta es la realidad.

Dice que casi el 80% de lo cuenta es verdad...
Siempre he soñado que volvíamos a escribir fantasía, porque si los árabes hemos dejado huella en la literatura universal ha sido con las Mil y una noches. Sin embargo, durante los siglos XX y el XXI no hemos tenido tiempo para relajarnos e imaginar: la realidad ha superado la ficción. Todo lo que cuento es real, he conocido a las personas que salen... Y cuando lo lee alguien de Siria o Libia me dicen: "Eso también ha pasado aquí".

Escribe una crónica sobre el Irak de Sadam Hussein, pero su nombre no aparece citado en ningún momento.
No lo menciono porque puede ser cualquier dictador árabe, africano o de América Latina. Es un tema humano, no solo iraquí. Es un desastre, igual que un terremoto o una tormenta. Un dictador hace daño y arrasa con todo. Los escritores latinos ya lo hicieron antes que nosotros. Nosotros los árabes comenzamos a escribir sobre las dictaduras ahora, tras la Primavera Árabe. Ahora nos atrevemos a mencionarlos y convertirlos en casi un género.

¿Es la literatura una forma de luchar contra el olvido?
No se olvida a los que hacen tanto daño como Hitler, Hussein o Franco. Dejan huellas y muchas heridas. Parte del significado del título se refiere a las fosas comunes. Cada día descubrimos en mi país nuevas fosas comunes, de la época de Sadam y también de Estado Islámico. Este grupo también es un huevo de Sadam Hussein. Los que fundaron ese grupo fueron los oficiales militares y de inteligencia de su régimen. Ellos le aportaron toda la fuerza a ese grupo, eran profesionales. Todo viene de él.

Su régimen pasó del socialismo árabe al fundamentalismo...
En eso también tuvieron que ver Occidente y la Unión Soviética: decepcionaron al socialismo y al comunismo árabe. Y eso que fueron muy buenos para la cultura árabe. Crecimos con ellos y nos trajeron modernidad y laicismo. Pero nos dejaron solos ante las dictaduras y los fundamentalismos religiosos. Para llenar el hueco, llegó el nacionalismo árabe y también fracasó. El fundamentalismo islámico llegó para llenar todos esos huecos. Y también está fracasando.  Todo eso nos da importancia a nosotros y nuestras novelas: la gente ya no cree en la religión, en la historia, en los partidos... Los países árabes son todos jóvenes, no hay justicia ni trabajo, y buscan su visión del mundo a través de nosotros. Por eso funciona de maravilla la novela en el mundo árabe. Y a través de ellas estamos rompiendo los tabús de nuestro mundo.

¿Cuáles son?
Política, sexo y religión. Antes usábamos la literatura con símbolos; ahora ya no, somos directos. El sexo sigue siendo un tabú social, pero ya está todo roto. Los jóvenes árabes ya ven la libertad y sus beneficios, no es total y si no fíjate en el escándalo con una actriz que se puso transparencias en el festival de cine de El Cairo. Pero en las redes, los jóvenes lo están defendiendo. El mundo árabe es tierra de sexo, desde las Mil y una noches. El mundo árabe se tiene que abrir a las relaciones libres. Tener todo eso dentro nos acaba devolviendo a las ideas de DAESH. Fíjate en la última premio Nobel, Nadia Murad. El único premio Nobel que tenemos los árabes es al sufrimiento y es muy merecido.

¿Y es bien recibido?
No por todos. Pero casi todos  los jóvenes, hombres y mujeres, del mundo árabe sí lo hacen. Y los demás... bueno antes mataban a los escritores o dictaban una fatwa (edicto religioso) como contra Salman Rushdie. Ahora no se atreven salvo con algunos pocos. Si lo hacen, quedan aún más en ridículo. Todo gracias a las redes sociales, que fueron fundamentales en la Primavera Árabe. Ya pocos países árabes tienen censura oficial y los que la tienen, como Kuwait, es casi una cortesía con los fundamentalistas porque por Internet o cruzando fronteras las novelas llegan. Tengo tres novelas prohibidas en Kuwait, pero a mi no me prohíben ir a dar conferencias. Y cuando voy, la gente me muestra mis libros: o se los bajan de Internet o van a Bahréin y los compran.

Se le ve bastante optimista con el mundo árabe, ¿en Occidente tenemos una visión demasiado negra?
Yo soy muy pesimista, mi filósofo favorito es Schopenhauer. Todo el mundo piensa que ser pesimista es malo, pero no es así: como lo ves todo negro, un punto blanco te resulta maravilloso. Soy optimista con los árabes, porque viajo por todos los países y veo a lectores jóvenes, abiertos y que no se dejan engañar. Podemos cambiar a través de la palabra y el arte. Y por otro lado, los pueblos sufren, pero no mueren. Irak ha sufrido décadas de guerras, desde que nací solo he visto muertos y batallas. Y ahí seguimos.

En la novela muestra cómo un régimen afecta hasta lo más profundo de las personas normales y corrientes...
Afecta incluso a las relaciones entre marido y mujer o padre e hijo. Sadam premió a un padre que mató a su hijo porque desertó del ejército. Hizo mucho daño a lo moral y las relaciones. Premiaba las delaciones. Garantizaba la seguridad, pero dentro de su orden. ¿Y qué es la seguridad? Hoy en Irak tenemos muchos problemas, las milicias, las fronteras abiertas... y aún así, la dictadura no fue mejor.

Da también mucho peso a las mujeres...
Sin las mujeres iraquíes, habríamos vuelto a ser salvajes prehistóricos. Las mujeres hoy mantienen las ciudades y las familias. Hay dos millones de viudas en Irak.

¿No hay movimiento feminista allí?
 Sí y no. La mayoría no ha tenido oportunidad de estudiar, sobre todo en el campo. Y eso lo utilizan los partidos y los religiosos. Pero ellas son conscientes. Acaban de matar a dos chicas que pusieron sus fotos de modelos o de cirugía estética. Intentan controlar a las mujeres, pero ellas intentan resistirse. Hace poco todas las mujeres de Bagdad salieron en bicicleta. Invita al optimismo.

Vive en España y aquí tenemos un apasionado debate sobre la memoria histórica de la dictadura, ¿cómo lo ve?
Mira, yo salí de Irak, pero Irak no salió de mí. Día y noche estoy al tanto de mi familia. No es un país normal para poder llamar cada semana o mes: cada día hay muertos, bombas, cambia el escenario. España me sirvió para escribir libremente. Además, me dio distancia para ver las cosas mejor. Si estás dentro, tienes miedo y ves el humo, no lo ves bien. España está en todas mis obras, excepto en esta. Creo que la novela española ha trabajado mucho y bien sobre la Guerra Civil. Las nuevas generaciones españolas si leen esta novela van a entender más su propia historia. El lema del "No a la guerra" tendría que ser como una religión para toda la humanidad. El no olvidar es muy interesante, somos memoria, quien no tiene memoria no tiene nada. En el caso de Irak hay que trabajar mucho para pelear con todo lo que están borrando. En España todo el mundo conoce Guernica por Picasso, pero han olvidado muchos otros muertos. Y esto también tiene que ser trabajo del Arte. Leer la tragedia del otro, ya sea en el tiempo, del pasado o en el espacio de otro país, te hace sentir más humano y más feliz con tu vida. Mucha gente se queja del paro, del aburrimiento, de que no encuentra pareja... cuando ve lo que pasa cerca de él, empieza a disfrutar. Al menos está vivo, y eso es mucho. Es todo realmente, lo demás se puede solucionar. Nos hace más sensibles.

Vox, partido que acaba de irrumpir en el panorama político, habla de la Reconquista...
Siempre las Reconquistas vienen cuando hay vacíos, no hay confianza en una visión. Eso ha pasado con la Turquía de Erdogan. ¿Por qué gana? Por su discurso de que solo fueron imperio cuando la religión fue su motor. Y la gente dice: pues es verdad. Igual en Egipto y Argelia con los islamistas, en Gaza con Hamás... Hay vacío de ideas. Entonces sacan a relucir el pasado. Como no hay ideas, sacan ideas del ataúd.


BIO.
Muhsin Al-Ramli es uno de los más importantes novelistas y dramaturgos iraquíes. Ha traducido varios clásicos españoles al árabe. Reside en nuestro país desde 1995. Su novela Los jardines del presidente estuvo entre las finalistas del IPAF, calificado como el premio Booker árabe, y ganó el English Pen Award.
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*Publicado en (20 minutos), en 13/03/2019 Madrid

Muhsin Al-Ramli. Photo; Federico Romero

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