Iraq sin respuestas
Xelo Candel
Muhsin Al-Ramli (Irak, 1967), conocido novelista, dramaturgo y poeta iraquí exiliado en España desde 1995, acaba de publicar en Madrid una cuidada edición trilingüe en español, inglés y árabe del libro de poemas Todos somos viudos de las respuestas (We are all widowers of the answers) en la editorial Alfalfa, que dirige el también iraquí Abdul H. Sadoun. Este hispanista, que ha realizado la traducción al árabe de los más importantes clásicos españoles, es doctor en Filología Española por la Universidad Autónoma de Madrid con una tesis titulada Las huellas de la cultura islámica en el Quijote y autor, entre otras obras, de Regalo del siglo que viene (Amman, 1995), En busca de un corazón vivo (Madrid, 1997), Hojas lejanas del Tigris (Amman, 1998), Migajas esparcidas (El Cairo, 1999) -novela traducida al inglés con el título Scattered Crumbs que obtuvo en 2002 el Premio Arkansas- y Las felices noches del bombardeo (El Cairo, 2003).
Al-Ramli escribió parte de los poemas que componen este libro tras la invasión de Irak por parte de los EEUU lo cual implica ya toda una toma de partido ante las medidas políticas impuestas por el gobierno americano de Georges Bush para “salvaguardar” el país como indica el poema “NO a LIBERAR IRAK de MÍ”: “Esta tinta derramada en vuestra prensa/ es la sangre de mi país./Esta luz diluviada de vuestras pantallas/es el brillo de los ojos en los niños de Basora./Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio/soy yo”. No en vano, el propio poeta presentó en el volumen La paz y la palabra. Letras contra la guerra (edición de Manuel Francisco Reina, Madrid, Odisea Editorial, 2003) una “Antología de Babilonia. Breve antología de poetas iraquíes contemporáneos” seleccionados y traducidos por él mismo: Kamal Sabti, Muhammad Madlum, Jaled Yaber Yusuf, Muhammad Turki Al-Nassar, Adnan Al-Sayeg, Ali Al-Shalah, Abdulrazaq Al-Rubayl, Salah Hassan, Khaled Kaki, Abdul H. Sadoun, Rim Qais Kubba, Ra-Ad Zamil, Aziz Al-Saed Jasim, Salman Dahud, y Muhsin Al-Ramli. Todos ellos exiliados en Holanda, Siria, Jordania, Canadá, Suecia, Suiza, Sultanato de Omán, España o Estados Unidos, excepto Ra-Ad Zamil y Salmad Dahud, que viven en Irak, y Aziz Al-Saed Jasim, que se encuentra en una de las cárceles iraquíes desde 1991.
Nos encontramos ante un libro de claro signo realista y comprometido, así el poema “De un Lorca a otro” es un homenaje a Hassan Mutlak, hermano del poeta y considerado por los intelectuales iraquíes como el Lorca iraquí, que fue ahorcado por el régimen en 1990 por haber participado en un intento de golpe de Estado: “He venido a Granada/ buscando a Lorca./Tal vez.../para que escribiera sobre los asesinados de mi familia./pero ...le encontré asesinado”. Esta crudeza realista, sin embargo, abre también las puertas a la reflexión sobre la propia existencia -“No han quedado murallas para la razón” (poema “Edad”)-, los valores sociales -“Hemos empezado siendo sólo uno/ y, luego, el poder y la vida/nos han separado” (poema “Aturdida”)-, la muerte –“Me marchito en la orilla de su llanto al teléfono/ Y mi frente es una jarra rota encima de la mesa” (“Incertidumbre”) o la corrupción política –“Insultad al líder gordo/ y entrad en el bar./ Bebed el carnaval del aburrimiento/y olvidad el residuo de la víctima.” (Viudos). Algunos poemas además se pueden interpretar desde una lectura más bien filosófica que cuestiona el propio acto de escribir (“Filosofar”), la belleza (“Relación”) o el amor (“Una mujer única”). Por debajo de todos ellos, sin embargo, el hilo conductor sigue siendo la nostalgia por la patria perdida, el escepticismo ante la vida, el paso del tiempo o la incertidumbre ante el futuro.
Hay en la poesía de Al-Ramli un lenguaje claro, sin demasiadas concesiones a lo lírico. Pero el suyo es un realismo contaminado, repleto de imágenes que en ciertas ocasiones deben no poco al surrealismo, irreverente a veces, irónico otras. Los juegos de palabras así como la reiteración y la interrogación son compañeros de viaje en muchos de estos poemas. El poeta indaga a través de la realidad, ensaya nuevas formas de entender el mundo que le rodea -“¿Tienen tumbas los minaretes de las islas /o sólo son epitafios de la tierra?” (poema “Invitación”)-, pero nunca obtiene respuesta, de ahí el vacío y el desconsuelo: “¿Quién me protege de una tristeza/ que se produce en el alejamiento?/¿Quién va a dar cariño al exiliado/ en las noches frías?/¿Quién finge aquel sonido de flauta?” (poema “Nostalgia”). Esta palabra, lejos de retoricismos innecesarios y de estridencias, recupera a través de una configuración imaginaria insólita la memoria siempre viva del pasado y va construyendo, con una inesperada contundencia expresiva, junto a esa irrecuperable pérdida la realidad contradictoria del presente.
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Al-Ramli escribió parte de los poemas que componen este libro tras la invasión de Irak por parte de los EEUU lo cual implica ya toda una toma de partido ante las medidas políticas impuestas por el gobierno americano de Georges Bush para “salvaguardar” el país como indica el poema “NO a LIBERAR IRAK de MÍ”: “Esta tinta derramada en vuestra prensa/ es la sangre de mi país./Esta luz diluviada de vuestras pantallas/es el brillo de los ojos en los niños de Basora./Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio/soy yo”. No en vano, el propio poeta presentó en el volumen La paz y la palabra. Letras contra la guerra (edición de Manuel Francisco Reina, Madrid, Odisea Editorial, 2003) una “Antología de Babilonia. Breve antología de poetas iraquíes contemporáneos” seleccionados y traducidos por él mismo: Kamal Sabti, Muhammad Madlum, Jaled Yaber Yusuf, Muhammad Turki Al-Nassar, Adnan Al-Sayeg, Ali Al-Shalah, Abdulrazaq Al-Rubayl, Salah Hassan, Khaled Kaki, Abdul H. Sadoun, Rim Qais Kubba, Ra-Ad Zamil, Aziz Al-Saed Jasim, Salman Dahud, y Muhsin Al-Ramli. Todos ellos exiliados en Holanda, Siria, Jordania, Canadá, Suecia, Suiza, Sultanato de Omán, España o Estados Unidos, excepto Ra-Ad Zamil y Salmad Dahud, que viven en Irak, y Aziz Al-Saed Jasim, que se encuentra en una de las cárceles iraquíes desde 1991.
Nos encontramos ante un libro de claro signo realista y comprometido, así el poema “De un Lorca a otro” es un homenaje a Hassan Mutlak, hermano del poeta y considerado por los intelectuales iraquíes como el Lorca iraquí, que fue ahorcado por el régimen en 1990 por haber participado en un intento de golpe de Estado: “He venido a Granada/ buscando a Lorca./Tal vez.../para que escribiera sobre los asesinados de mi familia./pero ...le encontré asesinado”. Esta crudeza realista, sin embargo, abre también las puertas a la reflexión sobre la propia existencia -“No han quedado murallas para la razón” (poema “Edad”)-, los valores sociales -“Hemos empezado siendo sólo uno/ y, luego, el poder y la vida/nos han separado” (poema “Aturdida”)-, la muerte –“Me marchito en la orilla de su llanto al teléfono/ Y mi frente es una jarra rota encima de la mesa” (“Incertidumbre”) o la corrupción política –“Insultad al líder gordo/ y entrad en el bar./ Bebed el carnaval del aburrimiento/y olvidad el residuo de la víctima.” (Viudos). Algunos poemas además se pueden interpretar desde una lectura más bien filosófica que cuestiona el propio acto de escribir (“Filosofar”), la belleza (“Relación”) o el amor (“Una mujer única”). Por debajo de todos ellos, sin embargo, el hilo conductor sigue siendo la nostalgia por la patria perdida, el escepticismo ante la vida, el paso del tiempo o la incertidumbre ante el futuro.
Hay en la poesía de Al-Ramli un lenguaje claro, sin demasiadas concesiones a lo lírico. Pero el suyo es un realismo contaminado, repleto de imágenes que en ciertas ocasiones deben no poco al surrealismo, irreverente a veces, irónico otras. Los juegos de palabras así como la reiteración y la interrogación son compañeros de viaje en muchos de estos poemas. El poeta indaga a través de la realidad, ensaya nuevas formas de entender el mundo que le rodea -“¿Tienen tumbas los minaretes de las islas /o sólo son epitafios de la tierra?” (poema “Invitación”)-, pero nunca obtiene respuesta, de ahí el vacío y el desconsuelo: “¿Quién me protege de una tristeza/ que se produce en el alejamiento?/¿Quién va a dar cariño al exiliado/ en las noches frías?/¿Quién finge aquel sonido de flauta?” (poema “Nostalgia”). Esta palabra, lejos de retoricismos innecesarios y de estridencias, recupera a través de una configuración imaginaria insólita la memoria siempre viva del pasado y va construyendo, con una inesperada contundencia expresiva, junto a esa irrecuperable pérdida la realidad contradictoria del presente.
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*Xelo Candel: poeta española y profesora universitaria, entre sus libros: (A destiempo) y (La arena).
1 comentario:
Alexander Zanches dijo...
Pido permiso para publicar algunos poemas suyos en mi blog: www.catapultaliteraria.blogspot.com
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