sábado, 25 de mayo de 2019

Unos jardines de Irak / Lorena Iglesias


Unos jardines de un país llamado Irak

Lorena Iglesias Fernández
Los jardines del presidente es la última novela de Muhsin Al-Ramli, es la primera que yo leo de este escritor y, pronostico, que no será la última.
La novela empieza en un pequeño pueblo rural de Irak tras la invasión de la coalición estadounidense. Un pueblo tranquilo, en el que las guerras, porque han sufrido más de una y dos en las últimas décadas, se habían notado sólo en sus habitantes que entraban amanece con el descubrimiento de nueve cabezas en cajas para transportar plátanos.
Entre las cabezas está la de Ibrahim, uno de “los hijos de la grieta”. Éstos son los protagonistas de la historia, tres amigos que sufren la guerra, el cautiverio, la postguerra y las consecuencias de vivir en las proximidades de un tirano. Sus vidas simbolizan el sufrimiento de un país y el sufrimiento de un Pueblo por culpa de tiranos y guerras.
Pese a que “los hijos de la grieta” son los protagonistas y sus vivencias y desgracias son el hilo conductor de esta novela cruda y salvaje de la época en la que Saddam Hussein, aunque nunca se le nombre, gobernaba el país, yo me voy a detener en las mujeres que orbitan alrededor de estos personajes, porque el sufrimiento de estas mujeres, ficticias, es el reflejo de lo que muchas otras, reales, sufren a diario en muchos países y que muchas veces son olvidadas.
Samiha, obligada a casarse con uno de sus primos, en vez de con la persona que ama, cada vez que huye de su marido es golpeada y obligada a volver, hasta que es repudiada por su marido.
Quisma, una mujer joven con altas aspiraciones en la vida. Se casa con un oficial del Ejército, es violada por un hombre, que no voy a desvelar, y tras la invasión su marido desaparece. Se queda viuda, con un hijo, y con la “necesidad” de casarse para evitar algunas suspicacias de la sociedad.
Zakia, otra mujer joven, pero esta con una discapacidad intelectual. Un hombre joven, casi de la familia, se aprovecha de su discapacidad para tener relaciones sexuales con ella. Se queda embaraza, la encierran hasta que da a luz y tras eso, la lapidan y la entierra. Los hombres que le hacen todas estas cosas viven su vida después como si nada.
Zeineb, una anciana que, por las convenciones sociales, aguantó una vida de horrores, que la mantuvo en vilo durante toda su vida.
Estas son sólo cuatro de las mujeres que aparecen en la novela, son cuatro historias de injusticias que miles de mujeres en Irak y en otros muchos países viven a diario. Son cuatro historias que tienen un apartado reducido dentro de la historia mayor, pero que sin las cuales la historia no se desarrollaría tal y como lo hace.

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