Irak, un país sediento de contar sus historias
Los jardines del
presidente, una novela-panorámica por 40 años de guerra y violencia
Madrid
Cuenta Muhsin
Al-Ramli que Irak no ha dado nunca grandes novelas porque su
gente nunca ha tenido el tiempo necesario para escribirlas. “La novela necesita
contemplación, necesita tiempo”, se explica, y los iraquíes han vivido bajo
guerras y dictaduras. “Siempre digo que la única gran novela que hemos escrito
es ‘Las mil y una noches’, porque en la época abasí se dió esa estabilidad”.
Ahora, por
primera vez en décadas, la sociedad iraquí parece estar teniendo el tiempo de
maduración necesario para contarse, a través de la novela, todo lo que les
lleva pasado en el último medio siglo.
Al-Ramli es uno de
los que se ha subido a ese carro de la necesidad de contar, porque “más
doloroso que la muerte es el olvido” y él no quiere que se olvide. No
quiere que la gente joven de Irak olvide el sufrimiento de los miles
de jóvenes desaparecidos cuando fueron llamados a luchar contra Irán (ocho años
de guerra), o el de cientos de soldados sepultados -con una crueldad nunca
reportada en los medios- por las tropas estadounidenses en su avance hacia
Kuwait en la guerra del Golfo (1991). O todos esos niños y enfermos que
murieron en la época del embargo porque su medicina no llegaba, porque el
sistema sanitario colapsó o porque expresaron una idea inaceptable para el
tirano y fueron torturados hasta la muerte. Y ni siquiera hemos empezado
todavía con la enumeración de las miles de vidas perdidas desde la invasión
estadounidense de 2003.
‘Los jardines del
presidente’ es su contribución a ese no-olvido. Es la historia de tres amigos
de un pueblo cerca de Mosul: Ibrahim,
Abdulá Kafka y Tarek. Las historias de estos tres amigos, de sus familias, de
todo el pueblo, se van ampliando en círculos concéntricos hasta llegar a la
historia de todo un país. De su sufrimiento, pero también de sus
tradiciones, de su hospitalidad, del sentido tan noble de la amistad, o del
amor. Mucho amor, y mucha incapacidad para el amor. Es una novela poblada por seres incapaces de compartir sus
emociones por el miedo, el miedo a la dictadura, el miedo a la
sociedad, al qué dirán. Una novela en la que nadie parece aspirar a la Justicia
porque viven en un país en que saben que no se la dará.
La novela
recoge historias terribles de amores prohibidos, de clanes familiares, de
crímenes de honor o del uso social de la religión para justificar aquello que
haga falta justificar. “Todo sale de
mi experiencia”, nos increpa cuando le preguntamos sobre las fuentes de todas
esas historias. De su experiencia en un tanque en la guerra, de su
vecino que pasó años preso -oficialmente desaparecido- a manos de los iraníes,
historias de su pueblo. O de su familia: su hermano fue asesinado por la
dictadura de Sadam y él acabó huyendo del país para exiliarse en España, donde
vive desde 1995.
Para el
público español, la publicación en castellano de ‘Los jardines del presidente’
supone abrir una refrescante ventana a
un país del que se lleva hablado mucho y contado realmente muy poco.
Sobre su día a día lleno de ganas de vivir intensamente. Un país que, dice Al-Ramli,
está experimentando un boom de la novela, “porque la novela nunca miente, sólo
funciona si es sincera”. Dice que la gente joven busca en obras como la suya
verdades que los medios, las ideologías, incluso la Historia les niegan. “En Irak ahora se escribe de todo, se ha perdido el
miedo a los dictadores y se han roto los tres tabúes tradicionales: sexo,
religión y política”. Resume la situación como la de “libertad
caótica”, tan caótica que cada uno puede decir lo que quiera, aunque haya otros
con la libertad de poder matarle por ello.
*Muhsin Al-Ramli; Los jardines del
presidente, Alianza Editorial, Madrid 2018; 368 páginas; traducción de
Nehad Bebars.
------------------------------------------------------------------------------------
*Publicado en (Cadena SER) en 26/11/2018
Muhsin Al-Ramli y Álvaro Zamarreño
No hay comentarios:
Publicar un comentario