*Un comienzo para esta entrevista puede ser: ¿cuándo descubriste que querías y podías escribir? ¿Conservas alguna anécdota de esos primeros momentos?
- Creo que tenía 13 años cuando escribí mi primer texto. Por aquel entonces yo estaba obsesionado con la pintura y soñaba ser pintor, y como soy hijo de un pueblo pequeño cuyas casas son de adobe, y no había visto la ciudad todavía, intercambiaba mis pinturas con compañeros de colegio a cambio de hojas, colores, revistas y cuentos infantiles, y tenía que pintarles lo que querían para sus deberes o para que los colgaran en sus dormitorios. Me acuerdo también que fabricaba mis colores para pintar yo mismo, iba en primavera al campo, recogía muchísimas flores de todos los colores, las deshojaba separándoles por color, metía las hojas de un mismo color en los casquillos vacíos de las balas y las exprimía, y de este modo lograba conseguir algunas gotas de tinta que almacenaba después en pequeños frascos. Un día, me dijo mi hermano, que empezaba a ir a la ciudad para estudiar, que me iba a regalar una buena caja de colores si escribía un cuento. Le pregunté sobre las condiciones del texto
que él me pedía, y me dijo: tiene que ser real, sincero e inspirado en tu experiencia personal, sobre lo que conoces y vives, sobre un hecho destacado de tu vivencia, y añadió: por ejemplo, que escribas sobre un accidente que sufres durante el juego de Shicham, que es un juego folclórico donde los jugadores saltábamos con un solo pie y nos teníamos que empujar a los rivales para conseguir sacar a cuántos más jugadores pudiéramos del otro partido, y ganaba aquél que quedaba hasta el final sin caer al suelo. Entonces por primera vez empecé a prestar especial atención a los detalles de este juego infantil, y ya que quería escribir con sinceridad sobre una herida en este juego, me atrevía a enfrentarme al jugador más corpulento y más peligroso de todos, hasta que –gracias a Dios- conseguí al final quedarme herido en el dedo gordo del pie y así escribí con sinceridad mi primer texto sobre aquel dolor. Le gustó el texto a mi hermano y me agasajó con la caja de pintura. A mí me gustó la experiencia de escribir. A cambio de cada texto, mi hermano seguía regalándome algo nuevo, libros, cuadernos, revistas y cuentos infantiles que empecé a emular fabricando libros escritos y dibujados por mí, que luego empecé a prestar a mis primos a cambio de más papeles y colores. Hasta que escribí mi primer texto maduro cuando tenía, creo, quince años. Se trataba de un cuento sobre un chaval que se tira un pedo en la mezquita durante la oración del viernes, los otros chavales prorrumpíamos en carcajadas durante el solemne silencio de la oración, y los mayores se lanzaban a pegarnos. Más tarde, incluí este texto en mi primera colección de cuentos publicada en Jordania en 1995 a pesar del empeño de la censura allí en cambiar la palabra pedo por cualquier otro vocablo que denotara estruendo.
*Si tuvieras que resumir en unos pocos párrafos el impacto de una cultura milenaria como la cultura de tu país en tu obra literaria ¿qué dirías?
- Para mí, todo el tiempo es uno, no hay barreras entre el pasado, el presente y el futuro. Del mismo modo que el valor de los recuerdos y los sueños o la realidad y la ficción es igual y no es diferente. Lo que no veo y no palpo, no lo considero inexistente para mí. Un recuerdo del pasado o un sueño del presente o para el futuro, todo es ausente pero tiene la misma influencia y valor en mí. Así las tantas civilizaciones de mi país, aunque fueran milenarias, las siento como algo inherente a mi formación y memoria personal, presentes igual que la presencia de un recuerdo cercano que sucedió ayer. Y mi gente posee esta misma sensación. Por eso, ves que seguimos llorando todos los años, y dándonos golpes en el pecho y la cabeza hasta sangrar por el sufrimiento y la muerte de un mártir que cayó hace ya un millar de años, como si acabara de morir ayer. Hablamos de personajes como Hammurabi, Al-Mutanabi, Ibn Arabi y otros, como si estuvieran vivos, es más, nuestros sentimientos y nuestras posturas hacia ellos influyen en nuestras relaciones personales. Y como nuestra cultura árabe en general es una cultura oral más que escrita, nuestra educación contiene lo que nos narraban los padres y los abuelos, por eso el pasado se convierte en una parte de nuestra memoria personal. Así es imposible descartar la influencia de esta gran herencia en mis textos, su influencia aparece en la visión, el contenido, los personajes o incluso a veces en el estilo y la elección o la formación de una expresión.
*¿Qué experiencias literarias, si existen, te vienen a la mente cuando recuerdas esos momentos en que, viviendo en Iraq, descubriste el poder de la escritura?
- Muchas, probablemente todas las experiencias que pasé en mi vida están relacionadas con la lectura y la escritura desde que descubrí ese mundo mágico y sentí que mi identidad personal no tiene sentido sin ellos. Recuerdo que a causa de mi absorción en la lectura de Madame Bovary, a la sombra de mi burra en el desierto, se me olvidó vigilar las vacas que estaban a mi cargo. Cuando levanté la cabeza después de haber terminado la lectura, me di cuenta que las vacas habían desaparecido y que las había perdido. Gracias a mis primeros versos, he tenido mis primeros amores. Y gracias a mi talento en escribir cartas de amor para los demás he podido mantenerme durante una temporada en Jordania, cuando no encontraba trabajo ni lograba trabajar en algo mejor. Cuando se publicó mi primer cuento en una revista en el año 1983, compré cuantos ejemplares pude de la misma y los regalé a mis conocidos, sentí que mi vida ha cambiado totalmente. Más tarde, aprendí a través de la condición de la escritura bajo la dictadura y las prohibiciones, que tenía que esforzarme y ser más creativo para poder decir lo que quería sin sufrir represalias. Y eso se aplicó a cómo dirigir todo mi discurso, mis acciones y mi personalidad para sobrevivir en las más duras circunstancias. Mis experiencias literarias están fundidas con mis experiencias vitales, y viceversa, cada una debía mucho a la otra, y sin duda seguirá así para el resto de mi vida.
*¿Quiénes han sido tus maestros literarios? En otras palabras, ¿qué escritores iraquíes has sentido que más te han influenciado, qué autores de otras literaturas también lo han hecho?
- Mi gran maestro y el que más influencia ha tenido en mí es mi hermano Hassan Mutlak, que la dictadura ejecutó en el año 1990. Sigo releyendo todas sus obras narrativas y poéticas, una vez al año. Respecto al resto de literatos iraquíes, la mayoría son poetas. Iraq es un país poético por excelencia, pero me es difícil hacer un recuento de sus nombres. Lo mismo respecto a las obras iraquíes, sin embargo, las más destacadas son las eternas, como la epopeya de Gilgamesh y Las mil y una noches. De las otras literaturas, entre ellas las árabes, menciono entre los contemporáneos al palestino Ghassan Kanafani, al egipcio Yussuf Edris, al sudanés Al-Tayeb Saleh, al tunecino Mahmoud Al-Messaadi en la narrativa, y a Mahoud Darwish en la poesía. De las otras culturas, casi todos los grandes literatos rusos: Dostoievski, Tolstoi, Chejov, Pushkin, Yessenin, Ana Ahmatova; la literatura hispánica encabezada por Cervantes, el Boom latinoamericano, y Juan Goytisolo y muchos más hasta hoy. Claro que es muy difícil nombrar a cuantos han influenciado mi obra, porque casi me siento influido por todo lo que he leído, incluso por los malos escritores, porque convivo con lo que leo y practico la lectura con seriedad, igual que vivir la vida misma.
*¿Cómo se produjo tu acercamiento a la cultura en lengua española?
- Aparte de lo que había leído traducido en mis primeros años de lectura, el gran cambio ocurrió cuando comencé a cursar filología hispánica en la Universidad de Bagdad. Lo que me motivó a estudiar esta lengua fue nuestro deslumbramiento por las novelas de García Márquez y las obras del Boom hispanoamericano, al leerlas traducidas en los años 80. Quien me animó a ello fue un amigo de mi pueblo, que murió asesinado más tarde en la guerra con Irán, me dijo: Si una obra como Cien años de soledad logró deslumbrarnos tanto estando traducida, imagínate cómo sería leerla en su lengua original. Y así surgió mi decisión de especializarme en filología hispánica, que se culminó con mi tesis doctoral sobre El Quijote.
*¿Podrías hacer un resumen de esos avatares que te condujeron al exilio, a vivir hoy en España?
- Después del ahorcamiento de mi hermano Hassan Mutlak en el año 1990, el régimen dictatorial nos reprimió a mí, a mi familia y a nuestros familiares en todo: las oportunidades de trabajo, la escritura, y en todos los detalles de la vida. Así que nada más terminar con mi servicio militar, que duró tres años, como jefe de tanque y una participación en una guerra: la de Kuwait en 1990, aproveché la primera oportunidad para salir del país, ya que me estaba ahogando de verdad. Salí a Jordania en 1993 sólo con la ropa que llevaba y cien dólares. Al cabo de dos duros años en Jordania, me trasladé a España, con tan sólo 200 dólares en el bolsillo. Los primeros años fueron también muy duros. Aparte de la lucha a nivel cotidiano, estudiaba, seguía en la escritura y en la producción cultural fundando una revista y una editorial, como forma de enfrentamiento a la represión dictatorial contra mi pueblo, y contra el embargo económico internacional sobre mi país que duró trece años negros. Sigo viviendo en España y quizás por muchos largos años más, o quizá por el resto de mi vida, porque como ves las cosas allí no se han mejorado mucho todavía, sino quizás se han empeorado aún más.
La literatura iraquí...
*Háblanos de la actual literatura iraquí, esa que se escribe en el exilio y esa otra que se escribe allá, en tu país. ¿Existe algo que las une, algo que las diferencia?
- La literatura iraquí es muy rica, sea aquella escrita en el interior o en el exilio. Lo cultural de Iraq es el único que ha continuado su crecimiento y sus apor
taciones, al tiempo que la destrucción ha arrasado todos los otros campos. Tenemos escritores en el exilio durante las últimas cuatro décadas, esparcidos en casi todos los países del mundo, algunos de ellos han escrito en los idiomas de aquellos países, han publicado sus obras allí y han ganado premios, como por ejemplo algunos de nuestros escritores que residen en Alemania, Holanda o Inglaterra. Tampoco ha parado la creación literaria en el interior a pesar de las durísimas circunstancias, han aparecido muchos nombres, generaciones y experiencias importantes, pero el problema que padece la literatura iraquí es el esparcimiento que afectó a la difusión y la distribución de las obras, y a la comunicación entre los mismos creadores y las generaciones donde se rompió gran parte de aquellas tradiciones culturales que estaban establecidas. En cuanto a lo que las une es la preocupación por todo lo iraquí. El lado político ha permeado casi en todas, incluso en aquellos textos que han intentado tratar el tema amoroso exclusivamente. Mientras en el nivel de la forma y del estilo, lo que caracteriza a la literatura iraquí es la obsesión por la experimentación y el cuidado del lenguaje. Respecto a lo que las diferencia, es lo personal obviamente, según la experiencia de cada escritor y como ha sido influenciado por el idioma y la cultura del país del exilio, además de la vivencia personal de cada uno, sea ésta relacionada con la guerra, su orientación ideológica, su lugar de nacimiento, sus traslados geográficos y sus diferentes lecturas.
*¿En qué sentido la violencia que ha vivido tu pueblo en estos últimos años se ve reflejada en la literatura?
- Iraq nunca disfrutó a lo largo de su larga historia de épocas de verdadera estabilidad y auténtica paz. Hasta hoy ha sufrido 23 ocupaciones y nunca ha vivido 10 años seguidos de paz, por eso –lamentablemente- la violencia es un síntoma presente y esencial en la memoria, el presente y la mentalidad de la personalidad iraquí. Sin duda, esto dejará su huella en su producción cultural, por eso es escaso que un texto literario esté exento de esta huella en ambos niveles, formal y de contenido. Así se observa claramente la presencia de lo trágico, la tensión, el peligro, la inquietud y la abrumadora presencia de la tristeza, incluso en la música y en las canciones de amor. También se encuentra un extenso uso semántico de vocablos de violencia. Por cierto, me acuerdo de un poeta amigo que me relató lo que le pasó en los primeros días de su llegada a su exilio canadiense, pues le leyó a un poeta canadiense sus poemas, escritor en Iraq, y como éstos estaban llenos de vocabulario como (guerra, muerte, destrucción, sangre, humo, cuerpos mutilados), y carecían de menciones de flores o mariposas por ejemplo, el poeta canadiense le preguntó enfadado e incrédulo: "¿Eso es poesía? Si escucho o leo un texto tuyo similar a éste otra vez, te denunciaré ante la policía, porque estos textos son en sí una violencia". Mi amigo me contó que esta situación era chocante para él y se dio cuenta por vez primera de la verdadera naturaleza de sus textos.
*¿Hasta dónde se produce la lucha tradición vs modernidad en las actuales letras iraquíes?
- Creo que este tipo de lucha está siempre presente en todas las literaturas y las artes de todas las culturas, donde los creadores escriben o recrean la realidad a través de una visión distinta, en un intento para entenderla, criticarla, anunciarla, denunciarla o cambiarla. Evidentemente, respecto a la literatura oriental o árabe en general, de la que la iraquí es una parte, esta lucha todavía constituye una parte de la misión del creador o del intelectual en ejercer su papel de concientizar y modernizar al receptor, porque lo tradicional sigue teniendo su claro peso allí en nuestras sociedades. Entonces la cuestión de esta lucha ocupa un lugar muy destacable en nuestros textos, a pesar de que tratar esta temática es sumamente complicado y delicado.
*Para quienes conocemos poco la literatura de tu país, ¿qué nombres nos recomendarías, qué libros...aún cuando no estén traducidos?
- Los nombres son muchos, desde luego. Sin embargo llamo, a cada escritor o lector a intentar leer, por lo menos, obras como la epopeya de
Gilgamesh y
Las mil y una noches, ambas están traducidas a la mayoría de los idiomas.
*¿Existen autores iraquíes, en el exilio o en Iraq, traducidos al español? No me refiero a los clásicos, sino a autores de los últimos 20 o 30 años.
- Sí, pero son muy pocos, lamentablemente hay una notable escasez en la traducción de la literatura árabe en general y la iraquí en particular al español. Puedo nombrar a algunas obras poéticas o narrativas como las de: Abdul Wahab Al-Bayati, Nazek Al-Malaeka, Al-Sayabb, Jabbar Yassin, Saan Yussuf, Mohamed Khodayer, Abdulhadi Saadoun y Khalid Kaki.
*Quisiera ahora que contaras a los lectores de Otrolunes qué es la revista cultural ALWAH.
- Es una de las revistas culturales que más ha sonado y ha tenido importancia en el exilio iraquí, que hemos fundado Abdulhadi Saadoun y yo en el año 1997, aprovechando los aires de libertad con el fin de publicar todo lo censurado de la literatura iraquí en el mundo árabe y con el fin de hacer un puente entre las dos culturas, hispánica y árabe. Así hemos editado números monográficos sobre temas como: el erotismo, el concepto de Dios para los intelectuales, la filosofía contemporánea, la literatura escrita en los cárceles, y dossiers varios sobre los escritores asesinados por las dictaduras, sobre las literaturas afgana, persa, danesa, colombiana, mexicana, entre otras. Aparte de publicar más de 70 libros, entre traducciones del español, escritores noveles, textos experimentales, y otros géneros más.
De la novela Dedos De Dátiles
*A modo de explicación, me gustaría que le contaras al lector que no ha leído tu novela, una especie de sinopsis breve. Entonces, ¿cómo resumirías el mundo narrado en Dedos De Dátiles?
- Como bien sabes, es de lo más difícil para un escritor resumir su propia obra en unas escasas líneas. Probablemente resumir obras de otros escritores resultaría más fácil porque se podría decir en pocas líneas todo lo que quería decir con su obra, lo hubiera hecho así desde el principio y nunca hubiera escrito su obra, por más que hablara, siempre se sentiría injusto con su obra, por lo que prefiero irme a lo que el editor ha publicado en la contraportada de mi novela, que es: "Una novela de contraposiciones, de culturas, de verdades... Han transcurrido diez años desde que Selim, un exiliado iraquí que trabaja como repartidor de periódicos en Madrid, huyó de la dictadura, la guerra y las estrictas tradiciones familiares y religiosas de su país. Su tranquila vida se ve alterada el día en el que de manera fortuita se encuentra con su padre, empleado en una empresa de petróleo en Iraq y de quien no había tenido noticias durante años. Convertido en un irreconocible personaje, su extraña e inesperada presencia pone en duda de repente todo lo que representaba para Selim su propio origen, los valores religiosos y morales inculcados por su padre en un Iraq lejano pero siempre presente en su memoria. El encuentro entre padre e hijo supone para ambos una revelación, un nuevo conocimiento del otro, la posibilidad, en definitiva, de descubrirse cara a cara fuera de las restricciones que les imponía su cultura".
*Hay en la novela una evidente nostalgia por el pasado familiar en Iraq, por las costumbres, por los amores perdidos por la desgracia o la lejanía. Y esa nostalgia está basada en los tópicos, en los esquemas que el mundo occidental ha creado para explicarse el mundo árabe. ¿Cómo lograste saltar esos esquemas para entregarnos esta novela donde podemos ver la realidad de la vida y dolor de tu pueblo desde una perspectiva distinta?
- Ves... Ésta es también parte de lo que adopta la literatura respecto a la lucha entre tradición vs modernidad. No sólo se trata de lo que dirigimos al receptor en nuestra lengua y cultura, sino también al otro. He aquí, el Occidente sigue encerrado en sus tópicos sobre el árabe, lo musulmán, lo islámico y lo oriental, estos tópicos que han sido formados desde la Edad Media. No hay mejor herramienta que la literatura, y la novela en especial, para dar otra imagen detallada, interior y psicológica actualizada del otro con el fin de conocerlo mejor.
Para mí, en esta novela he intentado desnudarme y mirarme al espejo desde aquí y ahora, yo mismo como iraquí en España, y todo lo que me constituye: memoria, emociones y herencia, y de unir estos dos mundos, y las dos culturas distintas y cohabitadas en mi interior, la española y la iraquí con todo lo que tiene esto de complejidad y de entrelazamiento entre la conciencia y el sentimiento, lo racional y lo pasional, la memoria, el sueño y la realidad, la religión, el amor, la política y demás. Esta obra ha sido como una terapia para mí, y herramienta de conocerme a mí mismo y de darme a conocer, y como consecuencia presento a mí mismo y a través de mí presento a mi pueblo, a mi cultura fresca y con sus verdaderos latidos. Por eso invito al lector a percibirla tal como es, sin prejuicios ni imágenes estereotipadas sobre el otro, árabe, musulmán, o el iraquí y el inmigrante, sino tomarla como si se estuviera conociendo en el momento a un ser viviente delante de él, con todo lo que contiene.
Empecé a escribirla con el inicio de los preparativos para la invasión de Iraq, y su escritura duró varios años. Por aquel entonces, quería decir también que las víctimas que se mencionan en la prensa como números, son mucho más que eso, son gente de carne y hueso. Cada una de ellas tenía su memoria, sus preocupaciones, sus sentimientos, su familia, sus proyectos y sus sueños. Cada asesinado es un mundo aparte, cada ser humano en sí es una humanidad entera.
*El título de la novela remite a una imagen de amor: esa pareja de adolescentes que se untan los dedos con el jugo de los dátiles para amarse. ¿Sigue siendo el amor un tema importante en una nación tan conmovida por la muerte como lo es hoy mismo Iraq?
- Respecto al título, te confieso que desde que he visto por primera vez el título de la novela del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, Tres tigres tristes, me ha asombrado, hasta la envidia, la estética, la armonía y la resonancia de este magnífico título. He deseado que fuera el título de una obra mía, por eso cuando encontré el título Dedos De Dátiles, salté de alegría y al publicarla exigí a la editorial poner las 3 "D" iniciales en mayúscula, aunque gramaticalmente no fuera correcto.
Por otra parte, los dátiles son parte esencial de la cultura iraquí, pues éramos el país número uno en su producción y exportación; tenemos más de 300 variedades de dátiles. Llamamos a la palmera "madre" o "tía" a veces, comemos dátiles en Ramadán, en las bodas, en los tiempos prósperos y en los de crisis. Es una fruta increíble. Su azúcar alimenta de inmediato, asimismo posee sus propios ritos, entre ellos los eróticos, algunos describí en mi novela, y descubrí más tarde que en occidente utilizan el chocolate para algunas de estas funciones. También quería nombrar esta fruta en el título como forma de señalar a la identidad iraquí.
*Selim, tu personaje, y Noé, su padre, representan de muchos modos la eterna lucha de la gente de tu raza por existir entre la tradición y la modernidad, entre la libertad y las limitantes éticas o religiosas. Es como si estuvieras arriesgándote a proponer en la novela otro modo de entender, de vivir el Islam. ¿Hasta qué punto es tu novela una apuesta por la sinceridad y el amor, sin traicionar ciertos principios de la tradición y la religión?- He sido sumamente sincero en esta novela en el tratamiento de todo lo que acabas de mencionar. He intentado hacer llegar mi entendimiento y mi concepción de todo aquello con total autenticidad. Por eso si hubiera traicionado a algunos principios, tradiciones o a una religión, juro que no he traicionado a mi propio entendimiento de todo aquello. Entre los temas que he tratado, la distinción entre los hilos entrelazados y finos entre religión y tradiciones, he intentado iluminar algo más esta confusión entre ellas por parte de la mayoría de la gente en todo el mundo. En Occidente, apenas distinguen entre lo tradicional, folclórico, histórico, tribal y entre lo religioso o islámico, lo mismo pasa con la gente sencilla entre los mismos musulmanes, hasta cierto punto he querido aclarar esta cuestión y dar cuenta del cómo y de la complejidad de esta confusión entre lo tradicional y lo religioso y su convivencia dentro de lo humano. También quería examinar y ver la naturaleza de este complejo tejido dentro de mí personalmente, es por eso que siento que esta obra ha sido una terapia para mí, y confieso que mi visión y mucho de mi personalidad se ha cambiado después de ella. Lo que me gustó y me dio satisfacción después fue mi sensación de haber acertado en comunicar estos mundos cuando constaté que al lector occidental le han gustado más los episodios que describen el Oriente y al revés para el lector oriental, esto significa que he podido presentar y dar a conocer mejor el uno al otro.
*Noé cabalga detrás de una venganza nacida de un triste suceso familiar en esos años terribles en que tu pueblo vivió bajo el yugo de Sadam Husein. Y, lo sabemos, la venganza es uno de los grandes temas de la literatura universal, aunque en el caso específico de tu pueblo es, también, un motor para la violencia. ¿Cómo resuelves en la novela esa triste contradicción?
- Bueno, este es otro punto importante, que es parte del tema del que hemos hablado, tradición vs modernidad, o la tradición y la religión. El tema de la venganza ha sido, es y será presente en la mentalidad y la psicología humana de diferentes modos. La fuerza de su presencia es mayor en un individuo cada vez que es menos culto y concienciado, y en una sociedad cada vez que es menos civilizada, porque la venganza es una de las formas de recurrir a la violencia e incitar a ella, mientras que la civilización, la concienciación y lo estético llama a lo más humano y a las soluciones pacíficas. Por ejemplo los norteamericanos cuando invadieron Iraq habían estudiado las características militares, económicas, geográficas, y todo lo material, y no se preocuparon por examinar la cultura, la herencia, las tradiciones y la mentalidad de la personalidad iraquí, donde la venganza es parte. De hecho, en la ciudad de Faluja, se enfrentaban a una persona que reclamaba venganza porque ellos habían asesinado a su hijo, hermana, primo, amigo, o cualquier otra persona de su tribu, mientras que ellos clasificaban su actitud como terrorista, y le mataban. Venía otro familiar suyo reclamando venganza y así. Cientos han sido víctimas de este malentendido.
En mi novela, he procurado señalar lo mucho que podía contribuir el hecho de conocer a las otras culturas y la interculturalidad. Como en el caso del personaje de Selim, por ejemplo, quien intenta convencer a su padre para que deje esa cadena de represalias y venganzas, porque el camino del principio del 'ojo por ojo' es muy amargo. Es verdad que fuimos nosotros quienes lo inventamos desde el Código de Hammurabi, mientras otras culturas como la española ha llegado a la conclusión de que si lo aplicáramos, al final, estaríamos todos ciegos. Y la venganza es realmente un tipo de ceguera.
*Te conocí hace unos años en un piso de Madrid casi idéntico al que habita Selim en tu novela. ¿Hasta dónde estamos ante una novela autobiográfica?
- Exactamente, el piso descrito en la novela es el mismo en el que fuiste nuestro huésped durante algunos días nada más salirte de Cuba. Como me interesa aplicar la sinceridad en mis escritos, puedo decir que el 80% de esta novela es autobiográfico, evidentemente a excepción de lo que requiere el trabajo literario de ficción para encontrar relaciones entre alejados sucesos reales, para mezclar características de distintos personajes en uno sólo, y para entrelazar historias de otros con mis propias vivencias personales.
Pero al fin y al cabo esta obra es una imagen mía con todo lo que conocí, viví y entendí, la he escrito gracias a todo esto y gracias a ella me conocí y me entendí mejor a mí mismo.
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*publicada en la revista (Otro Lunes), N.15, noviembre 2010.